Después de afirmar en el Credo nuestra fe en Dios Padre y en Dios Hijo -nuestro Señor Jesucristo-, confesamos también la fe en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo -tercera persona de la Santísima Trinidad- es Dios.
Sin embargo, el Espíritu Santo es para muchos el Gran Desconocido, aunque, como dice San Pablo, el cristiano es templo del Espíritu Santo. Desde el mismo momento del bautismo está en nuestra alma en gracia santificándola y adornándola con sus dones. Si no lo echamos por un pecado mortal, Él nos inspira y nos asiste, guiándonos hacia el cielo. Es el Paráclito o Consolador, el "dulce huésped del alma".
Este es el gran don de Jesucristo al subir al cielo, como lo había prometido a los apóstoles en la última Cena: "Os conviene que yo me vaya. Pues, si no me fuere, el Paráclito (el Espíritu Santo) no vendrá a vosotros; pero, si me fuere, os lo enviaré" (Juan 16,7). Y, efectivamente, en el día de Pentecostés recibieron el Espíritu Santo.
Al estudiar este tema hemos de pedir al Espíritu Santo que nos ayude a entender su misteriosa acción en la Iglesia y en nuestra alma.
1. El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad
La verdad fundamental de nuestra fe cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Este misterio -que, por ser nosotros limitados, no podemos nunca comprender- nos enseña que en Dios hay tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Las tres personas son Dios, las tres son eternas, las tres omnipotentes, pero hay un solo Dios.
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Sanísima Trinidad y profesamos su divinidad cuando rezamos en el Credo: "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y el Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria". Hemos de creer, pues, en Dios Espíritu Santo.
2. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo realizan la salvación
Sabemos que Jesucristo, la segunda persona de la Santísima Trinidad, se hizo hombre y murió por nosotros. Con su vida, muerte y resurrección, los hombres hemos sido salvados. Pero en nuestra salvación intervienen las tres divinas Personas: el Padre, que envió a su Hijo; el Hijo que murió por nosotros; el Espíritu Santo, que vino el día de Pentecostés para ser como el alma de la Iglesia y habitar en cada uno de nosotros.
3. El Espíritu Santo nos santifica
Hemos dicho que hay un solo Dios; por tanto, todas las cosas que Dios hace, las hacen las tres divinas Personas. Sin embargo, unas cosas se atribuyen al Padre, otras al Hijo y otras al Espíritu Santo. Así, unas veces decimos que Dios Padre es Creador del mundo, porque es obra de la omnipotencia divina y el poder se atribuye al Padre, aunque el mundo lo crearon también el Hijo y el Espíritu Santo. Si se considera la Redención, su realización fue obre del Hijo encarnado. Al Espíritu Santo, que procede del amor del Padre y el Hijo, se apropia particularmente la santificación de los hombres, aunque la santificación es obra de toda la Trinidad.
4. El Espíritu Santo y la Iglesia
Tal como Cristo había prometido, el día de Pentecostés -diez días después de la ascensión al cielo y cincuenta días después de su resurrección- el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y discípulos, que estaban reunidos en el Cenáculo con la Santísima Virgen. Con la venida del Espíritu Santo, la Iglesia se abría a las naciones. El Espíritu Santo, que Cristo derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a su Iglesia.
5. El Espíritu Santo santifica principalmente por los sacramentos
La santificación que el Espíritu Santo obra en nosotros consiste en unirnos cada vez más con Dios; pero, para que pueda lograrlo, hemos de dejarle actuar en nuestra alma. ¿De qué manera?
- Viviendo siempre en gracia de Dios: entonces somos templos del Espíritu Santo, como dice San Pablo, que está dentro de nuestra alma y nos va santificando.
- Por eso hay que recibir los sacramentos, especialmente la Penitencia y la Eucaristía. Con la Penitencia recuperamos la gracia santificante -si la hemos perdido-, y además nos fortalece. Con la Eucaristía, el alma se alimenta, y se desarrolla la vida sobrenatural (gracia, virtudes y dones del Espíritu Santo).
- Además hay que escuchar lo que Él nos dice: el Espíritu Santo enseña por medio de los Pastores de la Iglesia e inspira interiormente lo que Dios quiere y espera de nosotros. Cuando somos dóciles a sus inspiraciones, somos mejores y nos santificamos.
6. Hay que tratar al Espíritu Santo
Sabemos que el Espíritu Santo es el "dulce huésped del alma", que está dentro de nosotros cuando vivimos en gracia. De la misma manera que tratamos al Padre y a Jesucristo, hemos de acostumbrarnos a hablar con el Espíritu Santo, nuestro santificador. Al Espíritu Santo hemos de pedirle de modo especial sus siete dones, tan necesarios para vivir de verdad como cristianos:
- El don de sabiduría, que nos hace saborear las cosas de Dios.
- El don de entendimiento, que nos ayuda a entender mejor las verdades de nuestra fe.
- El don de consejo, que nos ayuda a saber lo que Dios quiere de nosotros y de los demás.
- El don de fortaleza, que nos da fuerzas y valor para hacer las cosas que Dios quiere.
- El don de ciencia, que nos enseña cuáles son las cosas que nos ayudan a caminar hacia dios.
- El don de piedad, con el que amamos más y mejor a Dios y al prójimo.
- El don de temor de Dios, que nos ayuda a no ofender a Dios cuando flaquee nuestro amor.
7. Algunas oraciones dirigidas al Espíritu Santo
- "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo".
- "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
- "Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor".
- "Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz".
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Considerar que, cuando se está en gracia, el Espíritu Santo habita en el alma como en un templo; hacer propósito de vivir siempre en gracia de Dios.
2. Actividades.-Formar equipos de 4 ó 5 chicos y contestar a estas preguntas:
a) Señala otros nombres del Espíritu Santo.
b) ¿Quién nos ha salvado?
c) ¿Qué se atribuye a cada Persona de la Trinidad?
d) ¿De qué manera nos santifica el Espíritu Santo?
e) ¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?
f) Escribe las oraciones dirigidas al Espíritu Santo
3. Puesta en común. Los secretarios de los equipos leen las contestaciones.
4. Propósito de vida cristiana. Repetir, especialmente en torno a la fiesta de Pentecostés, algunas de las oraciones dirigidas al Espíritu Santo.
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CATECISMO
1. ¿Qué prometió Jesucristo al subir a los cielos?
- Jesucristo, al subir a los cielos, prometió que enviaría el Espíritu Santo.
2. ¿Quién es el Espíritu Santo?
- El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo.
3. ¿Para qué envió Jesucristo el Espíritu Santo?
- Jesucristo envió el Espíritu Santo para santificar nuestras almas y asistir a su Iglesia. El Espíritu Santo se recibe de forma privilegiada en el sacramento de la Confirmación.
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ORACIONES
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V. Envía tu Espíritu y serán creadas todas las cosas.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
OREMOS. ¡Oh Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo!, concédenos que sintamos rectamente con el mismo Espíritu y gocemos siempre de su consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
sábado, 26 de enero de 2008
17. Creo en el Espíritu Santo
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juzgar a vivios y muertos
16. Jesucristo volverá para juzgar a vivios y muertos
CATECISMO
CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE (988-1019)
1. ¿Qué quiere decir la resurrección de los muertos?
- La resurrección de los muertos quiere decir que como Cristo resucitó, así también nosotros resucitaremos al fin del mundo, volviendo a unirse nuestras almas con nuestros cuerpos, para nunca más morir.
2. ¿Resucitarán al fin del mundo todos los hombres?
- Al fin del mundo resucitarán todos los hombres, los buenos y los malos; los buenos para gozar en alma y cuerpo en el cielo, y los malos para padecer en alma y cuerpo eternamente en el infierno.
3. ¿Qué significa la vida eterna?
- La vida eterna significa que después de la vida presente la vida eterna hay otra vida que no tiene fin.
3. ¿Será juzgada nuestra alma después de la muerte?
- Nuestra alma, después de la muerte, será juzgada por Jesucristo para recibir premio o castigo según sus obras.
4. ¿Cuántos juicios hay?
- Hay dos juicios: el particular y el universal.
5. ¿Qué es el juicio particular?
- El juicio particular es el que Dios hace al hombre en el mismo instante de su muerte para darle premio o castigo, según sus obras.
6. ¿Qué es el juicio universal?
- El juicio universal es un juicio público que Jesucristo hará de todos los hombres al fin del mundo.
7. ¿Para qué servirá el juicio universal?
- El juicio universal servirá para que resplandezcan la justicia y la santidad de Dios y el triunfo de Jesucristo Redentor.
8. Cómo premia Dios a los buenos y castiga a los malos?
- Dios premia a los buenos dándoles el cielo, y castiga a los malos condenándolos al infierno.
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Cuando rezamos el Símbolo de los Apóstoles, decimos sobre Jesucristo:
"Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Seños, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos".
Después de estudiar en temas anteriores los grandes misterios de Encarnación y de la Redención, vamos a detenernos en el artículo que profesa la segunda venida de Cristo, pues "Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos".
Cuando Jesucristo venga "en gloria y acompañado de todos los ángeles..., serán reunidas todas las gentes, y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha, los cabritos en cambio a su izquierda... Estos irán al suplicio eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna" (Mateo 25, 31.32. 46).
1. Juicio particular y juicio final
Además del juicio particular, que acontece inmediatamente después de la muerte, la fe de la Iglesia dice que al final del mundo será juzgada la humanidad entera. Este segundo juicio será de todos y en presencia de todos los hombres, al final de los tiempos, y por eso se llama juicio final o juicio universal.
2. Sentido del juicio final
El juicio final no cambiará en nada la sentencia establecida en el juicio particular, pero servirá para que resplandezca la sabiduría y la justicia divina, para premio de los buenos y castigo de los malos, también en cuanto al cuerpo. Ante Cristo, que es la Verdad, será puesta al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con Dios. Esl juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho -bueno o malo- o haya dejado de hacer durante su vida terrena.
3. La segunda venida de Jesucristo
El juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. El Señor Jesucristo, como profetizó a los Apóstoles, vendrá con gran poder y majestad, rodeado de todos sus ángeles, como Juez supremo. Sólo Dios Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; Sólo Él decidirá su advenimiento. Entonces, Dios Padre pronunciará, por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos entonces el sentido último de toda la obra de la Creación y de la Redención. Comprenderemos los caminos admirables por los que la Providencia de Dios habrá conducido todas las cosas a su fin último.
El juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte.
4. La esperanza de los "cielos nuevos y de la tierra nueva"
Al final de los tiempos, el Reino de Dios llegará a su plenitud, y los justos reinarán para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma. Y el mismo universo material -el cosmos entero- será transformado. La Sagrada Escritura llama "cielos nuevos y tierra nueva" a esta renovación misteriosa, que transformará la humanidad y el mundo.
No sabemos cómo será, pero en este universo nuevo que San Juan llama la nueva Jerusalén, Dios tendrá su morada entre los hombres. "Y enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado" (Apocalipsis 21,4).
5. Prepararnos para el encuentro definitivo con Dios
Cuando el Concilio Vaticano II habla de estas verdades tremendas, puntualiza que la espera de una tierra nueva "no debe debilitar, sino más bien avivar, la preocupación de cultivar esta tierra". Y que "todos estos frutos buenos de nuestra naturaleza y de nuestra diligencia, tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los encontraremos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transformados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal". Dios será entonces "todo en todos" en la vida eterna (cfr. Lumen gentium, 48).
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Estar siempre preparados para recibir a Jesucristo con el alma bien dispuesta.
2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:
a) Explica el juicio particular.
b) ¿Qué sucederá en el juicio final?
c) ¿Cómo vendrá Cristo glorioso?
d) ¿Cómo serán "los cielos nuevos y la tierra nueva" ?
e) ¿Cómo prepararnos para el juicio final?
3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.
4. Propósito de vida cristiana. Pensar que un día nuestras acciones quedarán patentes y al descubierto delante de todos los hombres. Procurar hacer todo con rectitud de intención.
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ORACIONES
A Jesús Crucificado
Miradme, ¡oh amado y buen Jesús!, postrado en vuestra presencia: os ruego con el mayor fervor imprimáis juntamente en mi corazón los sentimientos de fe, esperanza, caridad, dolor de mis pecados firmísimo propósito de jamás ofenderos; mientras que yo con gran amor y compasión voy considerando vuestras cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Vos, oh Dios mío, el santo profeta David: Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos.
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15. La Resurrección y Ascensión de Jesucristo al cielo
CATECISMO
1. ¿Cuándo resucitó Jesucristo?
- Jesucristo resucitó, como lo había anunciado, al tercer día de su muerte, a saber, el domingo antes de la salida del sol.
2. ¿Cómo resucitó Jesucristo?
- Jesucristo resucitó uniendo de nuevo su alma al cuerpo, y saliendo vivo y glorioso del sepulcro para nunca más morir.
3. ¿Qué significa para nosotros la resurrección de Jesucristo?
-La resurrección de Jesucristo significa para nosotros la verdad de nuestra fe y la garantía de nuestra resurrección.
4. ¿Cuándo subió Jesucristo a los cielos?
- Jesucristo subió a los cielos por su propio poder, en presencia de sus discípulos, a los cuarenta días de resucitado.
5. ¿Volverá Jesucristo a aparecer visiblemente en la tierra?
-Jesucristo volverá a aparecer visiblemente en la tierra al fin del mundo, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos.
6. ¿Dónde está ahora Jesucristo?
- Jesucristo está ahora glorioso en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
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El Domingo de Pascua el Señor resucitó como lo había predicho, apareciéndose a María Magdalena, a los Apóstoles y discípulos. Aunque no lo dice la Sagrada Escritura, porque resulta evidente, debemos suponer que se apareció en primer lugar a su Madre Santísima.
La Resurrección de Jesucristo es la fiesta de las fiestas, el centro o punto de referencia de todas las celebraciones, la Pascua o paso del Señor, el triunfo definitivo de Dios entre los hombres.
Después de pasar cuarenta días con sus discípulos, el Señor subió a los cielos, donde está sentado a la derecha del Padre. La Iglesia celebra este acontecimiento en la fiesta de la Ascensión del Señor.
1. La Pascua es la fiesta más importante del año
La fiesta de Pascua conmemora el triunfo de Jesucristo resucitado. La Iglesia la celebra con tanta solemnidad porque es la culminación de nuestra Redención y lo que confirma nuestra fe.
Efectivamente, Jesucristo -con su muerte- nos libró del pecado y nos reconcilió con Dios, y por su resurrección nos abrió las puertas del cielo. La resurrección de Cristo es fundamento de la religión cristiana, porque es el argumento principal de su divinidad y de la verdad de nuestra fe.
2. La resurrección de Cristo es un hecho histórico
La resurrección de Cristo consiste en que su alma se volvió a unir al mismo cuerpo, saliendo vivo y victorioso del sepulcro para nunca más morir. Aunque el suceso no fue visto por los hombres, este milagro es un hecho histórico que muchos testigos pudieron comprobar porque, el que antes había muerto, a los tres días se les apareció vivo y con su mismo cuerpo, ahora glorificado.
A su vez, la resurrección de Cristo trasciende la historia porque este milagro -no presenciado por hombres- es objeto de nuestra fe, atestiguado por los ángeles, por Cristo y por la Escritura, siendo la confirmación de la divinidad de Jesús y de la verdad de su doctrina; además, su fuerza salvífica abarca a todos los hombres de la historia.
3. Jesucristo subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre
Esta afirmación de nuestra fe significa que Jesucristo, transcurrido el tiempo de su vida en la tierra, ascendió vivo y glorioso al cielo, donde -en cuanto hombre- comparte el poder y la gloria con el Padre y el Espíritu Santo.
4. La Pascua es el triunfo de Cristo
Durante la Semana Santa contemplamos grandes misterios de amor y de dolor: el Jueves Santo está centrado en el Mandamiento nuevo del amor, en la institución de la Eucaristía y del sacerdocio; el Viernes Santo es la celebración de la pasión y muerte; el Sábado Santo es día de expectación, lleno de recogimiento y esperanza.
En esa impaciente espera, la Iglesia celebra la resurrección durante la noche del sábado al domingo: la Vigilia Pascual. Es la "noche sacratísima", en la que se enciende el cirio pascual, que simboliza la luz de Cristo; las lecturas bíblicas rememoran las grandes intervenciones de Dios con el hombre, desde la creación hasta la redención; se renuevan las promesas del bautismo. El aleluya tres veces repetido, el sonido de las campanas y los acordes del órgano, las luces, las flores, todo rompe como la vida nueva de Cristo resucitado.
5. Jesucristo vive y es el fundamento de la vida cristiana
El cirio pascual recuerda que la luz del mundo es Cristo, que murió pero resucitó, y vive y permanece con nosotros en la Iglesia y en la Sagrada Eucaristía. Igual que Cristo comenzó con su resurrección una vida nueva, inmortal y gloriosa, así nosotros debemos resucitar para siempre al pecado y amando sólo a Dios y lo que nos lleva a Él.
La diferencia fundamental que distingue a Jesucristo de los fundadores de otras religiones es que nadie se proclamó Dios, Salvador del mundo y centro de todos los corazones, como Él lo hizo, apelando a sus milagros, sobre todo el de su resurrección, como garantía de sus palabras y doctrina.
6. Cada domingo celebramos la resurrección de Jesucristo
Jesucristo murió en la cruz el Viernes Santo y resucitó el Domingo de Resurrección. Por eso lo llamamos domingo o día del Señor: porque resucitó Jesús. Pero es tan grande el milagro de la resurrección que no sólo lo celebramos ese día, sino todos los domingos del año. Cada domingo vamos a Misa para celebrar la muerte y resurrección de Jesucristo.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Vivir el domingo como la celebración de la resurrección de Jesucristo.
2. Actividades.-Formar equipos de 4 ó 5 chicos y contestar a estas preguntas:
a) ¿A quién se apareció primero Jesús después de resucitado probablemente?
b) ¿Por qué la Pascua es la fiesta más importante del año?
c) ¿Cómo demostrarías que Jesús realmente resucitó?
d) Explica la Vigilia Pascual.
e) ¿Qué celebramos todos los domingos?
3. Puesta en común. Los secretarios de los equipos leen las contestaciones.
4. Propósito de vida cristiana. Hacer actos de fe explícita en la resurrección de Cristo y en su presencia entre nosotros, especialmente en la sagrada Eucaristía.
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ORACIONES
Creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo.
Espero en Dios Padre, espero en Dios Hijo, espero en Dios Espíritu Santo.
Amo a Dios Padre, amo a Dios Hijo, amo a Dios Espíritu Santo.
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14. La Pasión y Muerte de Jesús
CATECISMO
1. ¿De qué nos redimió Jesucristo?
- Jesucristo nos redimió de nuestros pecados librándonos de la condenación eterna.
2. ¿Cómo nos redimió Jesucristo?
- Jesucristo nos redimió ofreciendo el sacrificio de la vida en la Cruz. Para obtener el perdón de nuestros pecados y devolvernos la gracia y la amistad de Dios.
3. ¿Por qué quiso sufrir tanto Jesucristo en la Pasión y en la Cruz?
-Jesucristo quiso sufrir tanto en la Pasión y en la Cruz para manifestarnos su amor, y mostrarnos la malicia de¡ pecado.
4.-¿Por quién padeció y murió Jesucristo?
- Jesucristo padeció y murió por todos los hombres.
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Entre los grandes misterios de amor de Jesucristo que nos narran los Evangelios, lo que más sobrecoge es su Pasión, su Muerte y Resurrección. Los evangelistas nos van contando la traición de Judas, el juicio inicuo ante los tribunales, la flagelación y coronación de espinas y la sentencia de muerte. Con la cruz a cuestas va camino del Calvario, donde es despojado de sus vestiduras, clavado en la cruz y puesto entre dos ladrones. Después de tres horas de grandes dolores y agonía, Cristo muere. Bajado de la cruz y entregado a su Madre, pusieron a Jesús en el sepulcro.
¿Por qué murió Jesucristo? Para salvarnos, es decir, para obtener el perdón de nuestros pecados y devolvernos la gracia y la amistad con Dios, manifestando su amor y mostrando la malicia del pecado.
1. Jesucristo es el Salvador
Después del pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva, el hombre necesitaba ser redimido. Dios, en su infinito amor hacia los hombres, nos envió a su Hijo para que nos salvara de nuestros pecados. Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nos ha salvado. Él y sólo Él es el Salvador, el Redentor del hombre.
2. Jesucristo ofrece un sacrificio de valor infinito
En la Sagrada Escritura hay una escena conmovedora: Dios pide a Abrahán que sacrifique a su único hijo. Abrahán obedece heroicamente y toma a Isaac con un haz de leña, subiendo a un monte para sacrificarlo. Pero, una vez probada la fe de Abrahán, Dios no consintió en que fuera sacrificado. (cfr. Génesis 22,1-13).
El sacrificio de Isaac es figura de la Pasión de Cristo, con la diferencia de que Dios no perdonó a su propio Hijo y lo entregó a la muerte por nosotros. Jesús aceptó la voluntad del Padre por caridad y obediencia. Y como era el Hijo de Dios, cualquier cosa que hiciera podía salvarnos, porque todo lo que hacía era de valor infinito. Si quiso sufrir tanto fue para demostrarnos cuánto nos amaba y hacernos comprender la gravedad del pecado.
3. Jesucristo, sacerdote, se ofrece a sí mismo
En el Antiguo Testamento, los sacerdotes eran los encargados de ofrecer los sacrificios a Dios; esos sacrificios se ofrecían por todo el pueblo: unas veces, frutos de la tierra (trigo, vino, etc.), y otras, animales.
Jesucristo, sacerdote eterno, no ofreció cosas de la tierra o animales, sino a sí mismo. Éste es el sacrificio más grande de todos los que se han ofrecido y se pueden ofrecer sobre la tierra, porque es el sacrificio del Hijo de Dios hecho hombre. Jesucristo es, a la vez, el Sacerdote que se ofreció a sí mismo en la cruz y la Víctima de ese sacrificio.
4. ¿Para qué se ofreció Jesucristo en la cruz?
Jesucristo se ofreció en la cruz principalmente por cuatro motivos:
a) Para dar gloria a Dios, su Padre. El fin del hombre es dar gloria a Dios. Jesucristo, representando a todos los hombres, glorificó infinitamente a Dios con su pasión y muerte.
b) Para dar gracias. Con su pasión y muerte Jesucristo dio gracias a Dios en nombre de todos los hombres.
c) Para reparar l ofensa del pecado. Al pecar el hombre se hizo esclavo del pecado y con sus propias fuerzas no podía liberarse; tenía el alma manchada y no podía limpiarla. Con su sacrificio, Jesucristo rompió las cadenas del pecado: su sangre limpió la mancha que los pecados producen en el alma. Jesucristo entregó su vida por nosotros para que nosotros, muriendo al pecado, podamos vivir la vida de la gracia.
d) Para pedir a Dios lo que necesitamos. Jesucristo, ofreciendo el sacrificio de su vida, hace que Dios Padre escuche siempre lo que le pedimos en su nombre. Por eso, cuando Cristo nos enseñó cómo tenemos que pedir, nos dijo: "Todo lo que pidáis a Dios en mi nombre, se os concederá... Pedid y recibiréis" (Juan 16,23-24).
5. La cruz en la vida del cristiano
El Evangelio nos enseña que el discípulo de Cristo tiene que llevar la cruz: "El que no toma su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo" (Lucas 14,27). Jesús llevó la cruz a cuestas también para darnos ejemplo y enseñarnos a amar el sacrificio. Hemos de amar las cosas que nos cuesten, ofreciéndoselas a Jesús, y buscar además cosas que nos cuesten queriendo identificarnos con Él.
La cruz está presente no sólo en los templos, sino en muchos otros lugares; es el símbolo de los cristianos, que recuerda la pasión y muerte del Señor.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Al ver una cruz o un crucifijo, agradecer a Jesús que muriera en ella para salvarnos.
2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:
a) ¿Cuáles son los hechos más significativos de la Pasión?
b) ¿Por qué murió Jesús?
c) Señala las diferencias entre el sacrificio de Isaac y Jesús.
d) Explica los cuatro motivos de la ofrenda en la cruz.
e) ¿Por qué el cristiano ha de llevar la cruz?
3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.
4. Propósito de vida cristiana. Meditar las catorce estaciones del Vía Crucis.
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ORACIONES
Vía Crucis breve
Adorámoste, Cristo, y te bendecimos; que por tu santa Cruz redimiste el mundo.
1. Jesús es condenado a muerte.
Siendo Dios inmortal, Jesús quiso morir para librarme del pecado.
2. Jesús carga con la Cruz.
El Señor lleva a cuestas la Cruz, para enseñarme a llevar las mías.
3. Jesús cae bajo el peso de la Cruz.
Son mis pecados los que hacen que el Señor caiga por tierra.
4. Jesús se encuentra con su Santísima Madre.
Madre mía: no me faltes nunca en mi camino.
5. El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.
Llevando con ánimo mis cruces, ayudo a Jesús a llevar el peso de la suya.
6. La Verónica limpia el rostro de Jesús.
Tengo que consolar a los demás, cuando sufren, viendo en ellos al Señor.
7. Jesús cae la segunda vez.
Señor, dame fuerzas y amor para levantarme cada vez que caiga.
8. Jesús consuela a las hijas de Jerusalén.
El Señor vuelca sobre nosotros su misericordia, aunque esté sufriendo por nuestra culpa.
9. Jesús cae por tercera vez.
Aunque yo caiga muchas veces, el Señor me perdonará por medio de la Confesión.
10. Jesús es despojado de sus vestiduras.
La vergüenza que pasó el Señor al quedar desnudo, debe hacerme estimar la virtud de la modestia y el pudor.
11. Jesús es clavado en la Cruz.
Los tremendos dolores del Señor me recuerdan que he de ser mortificado.
12. Jesús muere en la Cruz.
Nadir ama más a su amigo, que el que da su vida por ese amigo.
13. Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre.
Madre mía, quiero acompañarte en tu dolor con el dolor de mis pecados.
14. Jesús es puesto en el sepulcro.
Me dice San Pablo que he sido sepultado con Cristo, para no cometer más pecados.
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12. Vida oculta de Jesús
CATECISMO
1. ¿Cuando celebramos el nacimiento de Jesús?
- Celebramos el nacimiento de Jesús el día de Navidad.
2. ¿A qué llamamos vida oculta de Jesús?
- Llamamos vida oculta de Jesús a los treinta años que vivió en familia con María y José, como uno más de su edad y de su ambiente, mostrando amor y obediencia ejemplares y dedicado al oficio artesano.
3. ¿Qué lecciones se desprenden de la vida oculta de Jesús?
- Entre las lecciones que se desprenden de la vida oculta de Jesús pueden destacarse la importancia de la familia, el valor de la vida ordinaria, la dignidad del trabajo y la necesidad de la obediencia.
4. ¿Cuál es la Sagrada Familia?
- La Sagrada Familia es la que formaban Jesús, María y José, ejemplo y protección para la familia humana.
5. ¿San José es padre de Jesucristo?
- San José no es padre verdadero de Jesucristo, pero en él delegó el Padre celestial todos los oficios de padre sobre su divino Hijo hecho hombre.
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Al rezar el Credo profesamos con toda claridad los misterios de la Encarnación (concepción y nacimiento de Cristo) y de la Pascua (pasión, crucifixión, muerte, sepultura, descenso a los infiernos, resurrección y ascensión); pero no se explicita la vida oculta ni la vida pública. El Evangelio, en cambio, presta atención -más brevemente- a los misterios de la infancia y vida oculta, en la que sobresale lo que Jesús hizo y enseñó.
Pero el cristiano ha de imitar la vida de Jesús y es importante conocerla por entero: los treinta años que vivió en Belén, Egipto y Nazaret y los tres años que pasó predicando el reino de Dios; su doctrina, sus milagros, su amor a los hombres que le llevó a la pasión y muerte, hasta resucitar y subir a los cielos.
1. La vida de Jesús, una continua enseñanza
El que conoce bien la vida de Nuestro Señor Jesucristo sabe que toda ella fue una continua enseñanza: su ocultamiento, su obediencia, su trabajo, sus milagros, su oración, su amor por los hombres, su predilección por los más pequeños y los pobres, la aceptación total del sacrificio en la cruz para la salvación del mundo, todo cuanto hizo.
2. El nacimiento de Jesús en Belén
Como habían predicho los profetas, Jesús nació en Belén de Judá después de siglos de preparación. Dios enviaba a su Hijo, nacido hombre de las entrañas purísimas de la Santísima Virgen, para salvar a todos y mostrarnos el camino que conduce al cielo. Nació en un establo humilde, de una familia pobre, dándose a conocer a unos sencillos pastores que fueron los primeros en adorarle. Son lecciones de humildad, de pobreza, de sencillez..., que todos los cristianos hemos de aprender y seguir.
3. El gran acontecimiento de la Navidad
El evangelio cuenta el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de dios hecho hombre, con esta sencillez: "Aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo (...) José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Estando allí, se cumplieron los días de su parto, y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón" (Lucas 1,1-7). Cada año, el 25 de diciembre, celebramos la Navidad y los acontecimientos relacionados con ella: la Sagrada Familia (domingo después de Navidad), la Solemnidad de Santa María Madre de Dios (1 de enero) y la Epifanía del Señor (6 de enero).
4. Los misterios de la infancia de Jesús
Los grandes acontecimientos o misterios de la infancia de Jesús son:
a) La Circuncisión, al octavo día de su nacimiento, como se hacía con los niños judíos; er una ceremonia que prefiguraba el bautismo.
b) La Epifanía o manifestación de Jesús como Mesías de Israel, que celebra la adoración de los Reyes Magos.
c) La Presentación de Jesús en el Templo. En cumplimiento de la ley de Dios, María y José presentaron a Jesús en el templo de Jerusalén, cuarenta días después del nacimiento; la madre -en este caso la Virgen María- cumplía con la ley de la purificación. María no estaba obligada por ser virgen y sin mancha de pecado, pero quiso someterse en todo a la ley de Dios.
d) La Huida a Egipto y la matanza de los Inocentes. Desde el principio Jesús fue perseguido, y los cristianos de todos los tiempos sufren también persecución y martirio.
5. La vida oculta de Jesús
La mayor parte de su vida Jesús vivió como la inmensa mayoría de los hombres: una vida corriente sin aparente importancia, vida de trabajo, la vida religiosa sometido a la ley de Dios, vida de comunidad en su pueblo con los parientes, amigos y conocidos. El Evangelio dice que Jesús obedecía a sus padres y progresaba en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres. Sólo el acontecimiento de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo, a la edad de doce años, que narra San Lucas, rompe la aparente monotonía de la vida oculta, llena por otro lado de sentido y enseñanzas.
6. El papel de San José
Sabemos que Jesús nació de la Virgen María, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Dios era su Padre, pero quiso que alguien hiciera las veces de padre en la tierra. La persona elegida fue José, un varón justo de la casa de David. José, esposo virginal de María y padre legal de Jesús, ejerció con Ella y con el Hijo de Dios los oficios de esposo y de padre en la tierra. Con su trabajo de artesano en el pequeño pueblo de Nazaret procuró el alimento, cuidó a la Virgen y a Jesús y enseñó a éste su oficio.
7. La santificación en el trabajo (y estudio) ordinario
Imitando el ejemplo de Jesucristo -que pasó en la tierra treinta años de vida oculta trabajando-, y también de la Virgen y San José, los cristianos nos santificamos en la realidad ordinaria del propio trabajo. Santificarse con el trabajo quiere decir buscar, encontrar y amar a Dios en las cosas que hacemos, sirviendo así a los demás. Por eso, se puede resumir la vida de un cristiano corriente diciendo que ha de santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a otros con el trabajo profesional. Para conseguirlo hay que hacer el propio trabajo con esmero y atención, acabado hasta el último detalle e impregnado de amor a Dios.
8. Hay que tratar a la Sagrada Familia
Jesús, María y José formaban la admirable familia de Nazaret, que llamamos Sagrada Familia. Al tratar a José, María y Jesús, estamos tratando a la Sagrada Familia; hemos de imitar sus virtudes y querer vivir según el ejemplo que nos dieron.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Pensar si se aprovecha la vida de familia, el estudio y el trabajo, para vivir más cerca de Dios como Jesús; es decir, para santificarse.
2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:
a) ¿Qué aprendemos de la vida de Jesús?
b) Explica el nacimiento de Jesús en Belén.
c) Describe los misterios de la infancia de Jesús.
d) ¿Cómo era San José?
e) ¿Cómo podemos santificar el estudio y el trabajo?
3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.
4. Propósito de vida cristiana. Leer la vida oculta de Jesús como aparece en los Evangelios, meditándola. Tratar a San José como cabeza de la Sagrada Familia, junto con María y Jesús, para imitar sus virtudes en el hogar de Nazaret.
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ORACIÓN
A San José
San José, mi padre y señor, tú que fuiste guardián fiel del Hijo de Dios y de su Madre Santísima, la Virgen María, alcánzame del Señor la gracia de un espíritu recto y de un corazón puro y casto para servir siempre mejor a Jesús y María. Amén.
Preces a San José
¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo ver y oír a Dios, a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!
V. Ruega por notros, bienaventurado José.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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11. Jesucristo nació de la Virgen María
CATECISMO
1. ¿Cómo se realizó la Encarnación del Hijo de Dios?
-La Encarnación del Hijo de Dios se realizó formando el Espíritu Santo de las purísimas entrañas de la Virgen María un cuerpo perfectísimo y creando un alma nobilísima que unió a aquel cuerpo; en el mismo instante a este cuerpo y alma se unió el Hijo de Dios; y de esta suerte, el que antes era sólo Dios, sin dejar de serio, quedó hecho hombre.
LA VIRGEN MARÍA (484-51 1;963-975)
2.¿Quién es la Virgen María?
- La Virgen María es la Señora llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado, que es Madre de Dios y Madre nuestra, y está en el cielo en cuerpo y alma.
3.¿Por qué decimos que la Virgen María es Madre de Dios?
- Decimos que la Virgen María es Madre de Dios porque de Ella nació Jesucristo, que es verdadero Dios y verdadero hombre.
4. ¿Por qué la Virgen María es Madre nuestra?
- La Virgen María es Madre nuestra porque es Madre de Jesucristo, con quien estamos unidos por la gracia formando un solo Cuerpo Místico.
5. ¿La Virgen María es mediadora de todas las gracias?
- La Virgen María es mediadora de todas las gracias, por-que su Hijo Jesucristo ha querido concedérnoslas todas por medio de su Madre.
6.¿Cuáles son los principales privilegios de la Virgen María?
- Los principales privilegios de la Virgen María son: Concepción lnmaculada, su perpetua Virginidad, su Maternidad divina y su Asunción en cuerpo y alma a los cielos. Estos privilegios han sido definidos como dogma de fe.
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El evangelio de San Lucas cuenta que Dios envió al arcángel San Gabriel a Nazaret, manifestando a María que había sido elegida para ser Madre de Dios. Muchos cuadros representan esta escena, que llamamos Anunciación.
La conversación entre el ángel y la Virgen acaba con esta aceptación humilde y confiada: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1,38). En aquel mismo instante se realizó la Encarnación del Verbo en las purísimas entrañas de la Santísima Virgen, y nueve meses más tarde nacía Jesús -verdadero Dios y verdadero hombre- en Belén.
La Virgen no es sólo Madre de Dios, es también nuestra Madre. Cuando moría en la cruz, Jesús nos la dio por madre. Ella vive en el cielo como Reina y Señora de todo lo creado, pero nos ve, nos oye y sobre todo nos quiere. Igual que las madres de la tierra, la Virgen nos cuida y nos protege. Hemos de conocer y amar mucho a la que es Madre de Dios y Madre nuestra.
1. María es verdadera Madre de Dios
Todos tenemos una madre, y es de verdad madre nuestra porque nos engendró y dio a luz. María engendró el cuerpo de Jesús, en el que Dios infundió el alma; y en ese mismo instante, a ese cuerpo y alma se unió la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: el Verbo. De esta forma el Hijo de Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
María llevó durante nueve meses en su seno a Jesucristo, con su cuerpo, su alma y su Divinidad, después de los cuales nació en Belén. Por eso es verdadera Madre de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Es verdaderamente la Madre de Dios.
2. Principales dogmas y privilegios marianos
El don más grande que Dios concedió a María Santísima es el de ser su Madre. Y, por ser su madre, la llenó de gracia y de extraordinarios privilegios. Queremos conocer muy bien a la Virgen y por eso conviene saber lo que Dios ha hecho en Ella:
a) La Inmaculada Concepción. Esta prerrogativa significa directamente que la Virgen no tuvo pecado original; desde el mismo instante de su concepción y en atención a los méritos de su Hijo Jesucristo, Dios la preservó inmune de la culpa original. Pero supone al mismo tiempo que Dios la dotó de santidad enteramente singular, como lo expresó el arcángel San Gabriel al saludarla en el momento de la anunciación: "Dios te salve, llena de gracia" (Lucas 1,28).
b) Fue siempre virgen. Es también dogma de la fe católica que María fue siempre virgen: antes de engendrar a Cristo, en el nacimiento y después de nacer. Por eso llamamos a María "La Virgen".
c) La Asunción. María está en cuerpo y alma en el cielo. Otro gran privilegio de María es que, después de terminar el curso de esta vida, fue llevada en cuerpo y alma al cielo.
d) Otros privilegios de la Virgen. María es también Corredentora, pues fue asociada por Cristo a la redención del género humano. Es la Reina y Señora de todo lo creado, como decimos en el 5º misterio del Santo Rosario. Es Madre de la Iglesia y Medianera de todas las gracias. Y, sobre todo, para nosotros es nuestra Madre.
3. María es nuestra Madre
Es una maravilla saber que Dios adornó a su Madre con tantas gracias, queriendo que fuera también Madre nuestra. Señalemos las razones de su maternidad con nosotros:
a) Porque Jesucristo es nuestro hermano. San Pablo dice que Jesucristo es "el primogénito entre muchos hermanos" (Romanos 8,29). Luego si María es Madre de Jesús, nuestro hermano, con toda razón podemos llamarla Él y nosotros "Madre nuestra", aunque la maternidad con relación a Cristo sea física y natural, mientras que, con relación a nosotros, es maternidad espiritual.
b) Porque Jesucristo nos la dio como Madre. Al pie de la cruz San Juan representaba a todos los hombres cuando Jesucristo le entregó a María como madre. A él, y a nosotros con él, dijo: "He ahí a tu madre" (Juan 19,27). Desde aquel momento, todos los cristianos recibimos a María en nuestra casa, en nuestro corazón, y la hemos de sentir como madre.
c) Porque ella intercede por nosotros. Los cristianos de todos los tiempos, y también nosotros, pedimos cosas a la Virgen, que está en cuerpo y alma en el cielo. Ella está allí, pero nos escucha, nos ayuda, nos quiere. Cada uno de nosotros podría contar muchas cosas que Dios la ha concedido por intercesión de María, nuestra Madre. Muchísimas otras nos las concede sin que lo sepamos. Ella nos ama como hijos y pide a Dios lo mejor para cada uno de nosotros.
4. Hemos de comportarnos como buenos hijos de la Virgen
Con nuestra madre de la tierra no nos conformamos con conocerla y saber que nos quiere y se preocupa por nosotros; el buen hijo es el que corresponde a ese amor y lo demuestra con obras: tiene con ella detalles de cariño, le obedece enseguida, le ayuda, hace las cosas que le gustan y evita las que le disgustan, etc.
Con nuestra Madre del cielo pasa lo mismo. Después de conocerla muy bien, hemos de quererla con obras. Y demostramos con obras que queremos a la Virgen, si nos comportamos como a Ella le gusta y vivimos alguna devoción mariana. En el último tema de esta sección se pueden encontrar las principales devociones marianas.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Comprobar si se vive alguna devoción mariana. De no hacerlo, se puede empezar por saludar a la Virgen al levantarse y acostarse.
2. Actividades.-Formar equipos de 4 ó 5 chicos y contestar a estas preguntas:
a) Explica la Anunciación.
b) ¿Por qué la Virgen es Madre de Dios?
c) ¿En qué consiste la Inmaculada Concepción?
d) ¿Por qué la Virgen es Madre nuestra?
e) ¿Cómo comportarnos para ser buenos hijos de la Virgen?
3. Puesta en común. Los secretarios de los equipos leen las contestaciones.
4. Propósito de vida cristiana. Aprender bien el Avemaría y la Salve.
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ORACIÓN
Avemaría
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.
La Salve
(Una súplica confiada a mi Madre del cielo, la Virgen Santísima, Reina del Universo y Madre también de todos los cristianos.)
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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10. Creo en Jesucristo
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor
CATECISMO
1. ¿Tuvo Dios misericordia de los hombres después del pecado de nuestros primeros padres?
Dios tuvo misericordia de los hombres después del pecado de nuestros primeros padres, y para salvarlos prometió y envió un Redentor, que es Jesucristo.
2. ¿Cuál de las tres Personas de la Santísima Trinidad se hizo hombre?
- Se hizo hombre la segunda Persona de la Santísima Trinidad, que es el Hijo.
3. ¿Para qué se hizo hombre el Hijo de Dios?
- El Hijo de Dios se hizo hombre para redimirnos de¡ pecado y dar-nos ejemplo de vida.
4. ¿Quién es Jesucristo?
- Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nació de la Virgen María.
5. ¿Cuántas naturalezas hay en Jesucristo?
- En Jesucristo hay dos naturalezas: una divina, porque es Dios, y otra humana, porque es hombre.
6. ¿Cuántas personas hay en Jesucristo?
- En Jesucristo hay una sola persona, que es divina, y es la segunda de la Santísima Trinidad.
7. ¿Dónde está ahora Jesucristo?
- Jesucristo está ahora glorioso en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
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Los periódicos cuentan que alguien -mujeres, hombres y también niños- ha expuesto heroicamente su vida par salvar a otros, arrostrando peligros, incluso la muerte, para ayudar a sus semejantes. Se les puede llamar "salvadores"; y los que han sido salvados recuerdan con agradecimiento a quienes les ayudaron en momentos difíciles. En el tema anterior decíamos que Dios se apiadó de los hombres y les prometió un Redentor para salvar a la humanidad del pecado y de sus graves consecuencias. Para salvarnos, Dios envió a su Hijo, que es Jesucristo, el Cristo, o Jesucristo.
Los Evangelios cuentan lo que Jesús hizo y enseñó, mostrando que es verdadero hombre: nace de una mujer -la Virgen-, tiene cuerpo como el nuestro, habla, llora, tiene hambre, sufre... También proclaman su divinidad: hace milagros, perdona los pecados, dice de sí mismo que es el Hijo de Dios y resucita por su propia virtud. Como afirma la fe de la Iglesia, Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre.
Además de Salvador y Redentor, Jesucristo es el modelo para los hombres, especialmente para los cristianos. Es lógico que tengamos especial interés por conocer quién es Jesucristo: su vida en la tierra; su pasión, muerte, resurrección y ascensión a los cielos; su doctrina. Cristo vive, y no sólo hemos de conocerle sino amarle, cada día un poco más. Lo amaremos si le tratamos. ¿Y cómo tratar a Cristo? A través de la oración y de los sacramentos.
1. Dios no abandonó a los hombres, a pesar del pecado
A pesar del pecado, Dios seguía amando a los primeros padres y a sus descendientes, y quiso restaurar lo que el pecado había destruido. Y prometió que salvaría a los hombres de su pecado, recuperando el don de la gracia: volverían a ser hijos de Dios y herederos del cielo, aunque sin recobrar los dones preternaturales, es decir, los privilegios que el Señor añadió a la naturaleza humana: inmortalidad del cuerpo, inmunidad de enfermedades, etc.
2. A lo largo de la historia, Dios recuerda la promesa que hizo a Adán y Eva
Para que los hombres no se olvidaran de que iba a enviar al mundo un salvador, Dios les recuerda con frecuencia esa promesa por medio de Abrahán, Jacob, Moisés, David... Son los Profetas, sobre todo, los que hablan del Mesías, del Salvador que habrá de venir: Isaías (7,14) proclama que nacerá de una "virgen"; Miqueas (5,2) señala incluso dónde va a nacer: en "Belén".
3. El Salvador o Mesías es Jesucristo
Para salvar al mundo de sus pecados, Dios no manda un ángel: envía a su propio Hijo. Por eso dice el Señor: "Tanto amó Dios al mundo que le envió a su Hijo Unigénito" (Juan 3,16). El Salvador es Jesucristo, el Hijo de Dios, nacido de las entrañas purísimas de la Virgen María. Por eso el Señor se llama Jesús, que quiere decir "Salvador". El arcángel San Gabriel se lo dijo así a San José: La Virgen "dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1,21).
4. Jesucristo es verdadero Dios
Nosotros sabemos que Jesucristo es Dios porque Él nos lo dijo y porque lo demostró con sus obras. Nos dijo: "Yo y el Padre somos una misma cosa (Juan 10,30); quien me ve a mí ve al Padre (Juan 14,9); nadie conoce al Padre sino el Hijo" (Mateo 11,27).
Jesucristo hace cosas que sólo puede hacer Dios. Cura a los mudos, a los ciegos, a los leprosos...; resucita a su amigo Lázaro, al hijo de la viuda de Naím...; perdona los pecados al paralítico, a la Magdalena, a la mujer adúltera...; y todo esto lo hacía por su propia virtud, porque era Dios.
5. La resurrección de Cristo, la mayor prueba de que es Dios
Jesucristo murió verdaderamente y resucitó también de verdad. Se apareció repetidas veces a sus discípulos, y estos lo atestiguaron. Sus enemigos querían ocultar esta prueba de su divinidad (cfr. Mateo 28,11-15). La resurrección de Cristo es la mayor prueba de que es Dios, pues resucitó por su propia virtud.
6. Jesucristo es verdadero hombre
Jesucristo es igual a nosotros, menos en el pecado y el error. Él no tuvo ningún pecado, ni se equivocó jamás. Sin embargo, tuvo madre como tenemos nosotros; trabajó con sus manos, ayudando a San José; tuvo hambre y sed, comía y bebía; se cansaba después de hacer un esfuerzo; tuvo amigos y lloró cuando murió su amigo Lázaro; se alegraba con sus discípulos, con los niños... Jesucristo no sólo es perfecto Dios, sino que además es perfecto hombre.
7. Jesucristo vive y es nuestro modelo
Jesucristo venció a la muerte. resucitó y subió al cielo. Como Dios, está en todas partes y todo lo ve y lo oye. Jesucristo está en el cielo y en la Eucaristía.
Podemos hablar con Él de nuestras cosas y de sus cosas. Él nos escucha y nos habla, no con palabras sino en nuestro corazón. Tenemos que aprender de Jesús porque con su vida, con sus obras y sus palabras, nos enseñó lo que tenemos que hacer para salvarnos y cómo lo tenemos que hacer. Él mismo ha dicho: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14,6).
8. Hay que conocer y tratar a Jesús
Los amigos salen juntos, conocen dónde vive cada uno, cómo piensa, cuál ha sido su vida, hablan de sus cosas. Con Jesús pasa lo mismo. Si queremos tratarle, lo encontraremos en el evangelio, en la oración y en el sagrario.
- El Evangelio. Cuando leemos el evangelio conocemos más a Jesús: cómo es, cómo quiere a sus amigos, lo que espera de ellos. Por eso, debemos leer todos los días el evangelio, aunque sólo sea unos minutos.
- La oración. Podemos hacer un rato de oración en la iglesia o en nuestra casa, en un lugar donde estemos tranquilos y en silencio, para hablar con el Señor de lo que nos preocupa, pidiéndole lo que necesitamos o deseamos y dándole gracias por todo.
- La Visita al Santísimo. Aunque Jesús está en todas partes, porque es Dios, está de una manera especial en el Sagrario. Es muy bueno que todos los días vayamos a hacerle una visita, aunque sea corta, para saludarle, hablar con Él y escuchar lo que nos dice en el fondo de nuestra alma. También podemos saludarle con el corazón cuando vemos una iglesia, pensando que está en el Sagrario.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Hacer una breve visita al Santísimo en el Sagrario para estar con Cristo, realmente presente.
2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:
a) ¿A qué personas se les puede llamar "salvadores"?
b) ¿Cuál es el Salvador de todos los hombres? ¿Por qué?
c) ¿Qué dones recuperamos y cuáles no?
d) ¿Qué profetas hablaron del Mesías?
e) ¿Cómo sabemos que Jesús es verdadero Dios?
f) ¿Cómo sabemos que es verdadero hombre?
g) ¿Cómo podemos conocer y tratar a Jesús?
3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.
4. Propósito de vida cristiana. Leer todos los días el Evangelio durante unos minutos, para conocer mejor la vida y doctrina de Jesús.
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ORACIONES
VISITA AL SANTÍSIMO
(Jesús se ha quedado con nosotros en la Sagrada Eucaristía. En las formas consagradas por el sacerdote en la Santa Misa, que son guardadas en el Sagrario, está Él realmente presente con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma, con su Divinidad. No dejes de acudir cada día a visitar a tu gran amigo Jesús en el Sagrario. Adórale, cuéntale tus cosas, pídele que te ayude. Reza.)
Estación a Jesús Sacramentado
V. Viva Jesús Sacramentado.
R. Viva y de todos sea amado.
V. Padre nuestro... Ave María... Gloria al Padre...
(Tres veces)
Comunión espiritual. Yo quisiera, Señor, recibimos con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.
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9. Los primeros padres
9. Los primeros padres desobedecieron a Dios y pecaron
CATECISMO
EL PECADO ORIGINAL (396-421)
38. ¿Quiénes fueron nuestros primeros padres?
-Nuestros primeros padres fueron Adán y Eva, y de ellos descendemos todos los hombres.
39. ¿Qué dones concedió el Señor a nuestros primeros padres?
- El Señor concedió a nuestros primeros padres el don divino de la gracia, el conocimiento de las cosas convenientes a su estado, y otros dones que los libraban de la inclinación al pecado, del dolor y de la muerte.
40. ¿Obedecieron nuestros primeros padres el precepto de Dios?
-Nuestros primeros padres no obedecieron el precepto de Dios, pues Eva, engañada por el demonio, comió el fruto prohibido y dio de él a Adán, que también comió.
41. ¿Fueron castigados nuestros primeros padres por su desobediencia?
-Nuestros primeros padres fueron castigados por su desobediencia, y perdieron el don de la gracia, fueron echados del paraíso y quedaron sometidos a la lucha con las pasiones, al dolor y a la muerte.
42. ¿Qué es el pecado original?
-El pecado original es aquel con que todos nacemos, heredado de nuestros primeros padres.
43. ¿Por qué se llama pecado original?
-Se llama pecado original porque proviene de nuestro origen, y se transmite con la naturaleza humana a todos los descendientes de Adán.
44. ¿Tuvo Dios misericordia de los hombres después del pecado de nuestros primeros padres?
Dios tuvo misericordia de los hombres después del pecado de nuestros primeros padres, y para salvarlos prometió y envió un Redentor, que es Jesucristo.
45. ¿Heredó la Santísima Virgen el pecado original?
-La Santísima Virgen no heredó el pecado original, sino que, por singular privilegio, por los méritos de Jesucristo, fue Inmaculada desde el primer instante de su concepción.
46. ¿Cómo se quita el pecado original?
-El pecado original se quita con el Bautismo.
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Dios creó a Adán y Eva, los llenó de dones sobrenaturales y preternaturales y los puso en el paraíso terrenal. Allí eran muy felices: eran sus amigos y no sufrían mal alguno; trabajaban, pero sin cansarse... Después de ser felices en la tierra, hubieran pasado -sin morir- a gozar de Dios para siempre en el cielo.
Pero Adán y Eva cometieron un pecado gravísimo: el pecado original. En el capítulo tercero del Génesis se nos cuenta ese pecado: desobedecieron a Dios y le ofendieron. Como Adán y Eva fueron nuestros primeros padres, todos los hombres heredamos este pecado. De él brotaron el dolor, los sufrimientos, los odios, las guerras y demás calamidades que padecemos los hombres y el mundo.
Conviene, pues, estudiar bien este tema. Si se entiende, quizá puedan comprenderse muchas cosas malas que pasan en el mundo y dentro de cada hombre.
1. Los primeros padres eran muy felices en el paraíso terrenal
Dios, llevado de su amor, creó a los hombres para que un día pudieran contemplarle y vivir eternamente junto a Él. Por eso los hizo partícipes de su vida divina. A tan grande e inmerecido don lo denominamos gracia santificante o vida en gracia. Además, Dios los puso en un lugar estupendo -el paraíso terrenal- y les dio otros muchos dones inmerecidos: iluminó su inteligencia y fortaleció su voluntad, estando exentos del error y de la inclinación al mal; los libró del dolor, de la enfermedad y de la muerte (dones preternaturales). Estos dones -sobrenaturales y preternaturales- debían ser transmitidos por Adán y Eva a sus descendientes.
2. La prueba de los primeros padres
Igual que a los ángeles, Dios quiso someter a nuestros primeros padres a una prueba y les puso un mandamiento para probar su fidelidad. Su lo cumplían, conservarían para sí y sus descendientes las gracias y dones que Dios les dio; si no lo cumplían, perderían las gracias y dones para sí y para sus descendientes. Dios, que podía imponer este mandato porque es Dueño y Señor absoluto del hombre, quería que vencieran.
3. Los primeros padres pecaron
Tentados por el demonio, padre de la mentira, Adán y Eva desobedecieron a Dios y pecaron. Fue un pecado de soberbia, pues quisieron ser como Dios, y se sometieron al demonio. Con este pecado perdieron la amistad divina (gracia) y los dones preternaturales que Dios les había dado gratuitamente; hasta sus fuerzas naturales quedaron heridas y, quebrada la armonía interior, sintieron la inclinación al mal. Quedaron sometidos a la concupiscencia -inclinación al pecado-, que no es pecado pero incita al mal.
4. Los hombres nacen con este pecado y sufren las consecuencias
Al ser Adán principio y cabeza del género humano, perdió él la gracia y los dones que la acompañaban, y los perdieron sus descendientes: en Adán pecó todo el género humano. Es decir, al recibir de nuestros primeros padres la naturaleza, la recibimos manchada con aquella culpa y, por tanto, privados de la gracia y de todos los demás dones; y por perderse la armonía interior, quedamos inclinados al pecado (concupiscencia). Esto es lo que se llama pecado original, con el que todos nacemos.
5. Consecuencias del pecado original
En el pecado de Adán tuvieron origen todos los pecados y males de la humanidad. Todos los hombres nacemos con las gravísimas consecuencias del pecado original, privados de la gracia y, por tanto, en estado de pecado e inclinados al mal. Por eso existe en nosotros la inclinación al pecado, a la que denominamos concupiscencia. Ésta se pone de manifiesto en el ansia desordenada de cosas terrenas: de goces, bienes, honores... También vivimos los hombres en medio de innumerables penas y calamidades y, finalmente, la muerte. Por el pecado original, el demonio adquirió influencia sobre el mundo.
6. Dios se apiadó de los hombres y les prometió un Redentor
A pesar del pecado, Dios se compadeció de los hombres y les prometió la futura redención: prometió que del género humano saldría un Redentor -Jesucristo-, que salvaría a la humanidad del pecado y de sus consecuencias.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Darse cuenta de que, como consecuencia del pecado original, tenemos que luchar para portarnos bien. Estar dispuestos a vivir esa lucha con alegría.
2. Actividades.-Formar equipos de 4 ó 5 chicos y contestar a estas preguntas:
a) ¿Qué dones concedió Dios a los hombres?
b) ¿Cuál fue el pecado de Adán y Eva?
c) Explica las consecuencias del pecado original.
d) ¿Qué es la concupiscencia?
e) ¿Qué prometió Dios a los hombres pecadores?
3. Puesta en común. Los secretarios de los equipos leen las contestaciones.
4. Propósito de vida cristiana. Aprender la "Confesión general" y el "Señor mío Jesucristo".
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ORACIONES
CONFESIÓN GENERAL
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
(Golpeándose el pecho)
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los Ángeles y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
EL ACTO DE CONTRICIÓN
(Es un modo de decirle al Señor que estamos arrepentidos de haber pecado, de haberle ofendido con nuestros pensamientos, palabras y obras. Será bueno que te lo aprendas de memoria.)
¡Señor mío Jesucristo!, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas de infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Amén.
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8. Dios creó al hombre libre y responsable
CATECISMO
CREACIÓN DEL HOMBRE Y DE LA MUJER (355-395)
1. ¿Qué es el hombre?
-El hombre es un ser racional y libre, compuesto de alma y cuerpo, creado por Dios a su imagen y semejanza.
2. ¿De quién recibimos el alma?
-El alma la recibimos de Dios, que la ha creado de la nada para unirla al cuerpo.
3. ¿Cómo es nuestra alma?
-Nuestra lama es espiritual e inmortal, dotada de entendimiento y voluntad.
4. ¿De quién recibimos el cuerpo?
-El cuerpo lo recibimos de Dios, por medio de nuestros padres.
5. ¿Para qué ha creado Dios a los hombres?
-Dios ha creado a los hombres para que le amemos y obedezcamos en la tierra y seamos felices con Él en el cielo.
6. ¿Los cristianos somos hijos de Dios?
-Los cristianos somos hijos adoptivos de Dios por la gracia.
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Ya se estudió en otro tema que Dios, después de haber creado todas las cosas, creó al hombre: a Adán y Eva, de los que descendemos todos.
Dios crea a todos los hombres. Con la colaboración de los padres forma el cuerpo, y, directamente, Él crea de la nada el alma que infunde en ese cuerpo. El alma es lo que da vida al cuerpo. Todo esto quiere decir que cada uno de nosotros hemos sido creados por Dios. Ha pensado en cada hombre, nos ha amado y, como fruto de ese amor, nos ha creado. Además, como dice la Sagrada escritura, nos ha creado a "su imagen y semejanza" (Génesis 1,26).
¿Qué es el hombre? ¿Para qué nos ha creado Dios? ¿Cómo debemos comportarnos? Estas y otras preguntas nos hacemos los hombres. Este tema quiere ayudar a responderlas.
1. Dios creó al hombre con cuerpo y alma
El libro del Génesis nos dice que Dios formó el cuerpo del hombre "de barro de la tierra", y le inspiró en el rostro "aliento de vida". Con estas palabras tan sencillas Dios nos dice que formó al hombre de una materia que ya existía y que, después, creó directamente de la nada u alma y la unió a ese cuerpo. Después de Adán y Eva, los hombres recibimos el cuerpo de nuestros padres, pero el alma la recibimos directamente de Dios.
2. A "imagen y semejanza" de Dios
La obra de un artista es reflejo de su arte. Aunque a veces una obra no lleve la firma del autor, se puede descubrir de quién es porque allí queda reflejada su personalidad. El hombre es imagen de Dios. Veamos algunos aspectos que manifiestan la imagen de Dios en el hombre:
a) La dignidad de la persona humana. Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. El hombre es la única criatura de la tierra a la que Dios ha amado por sí misma. Sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad.
b) El hombre es un ser inteligente. Los animales no piensan, pero el hombre puede pensar y expresar su pensamiento con palabras. Sabe calcular, contar, medir, etc.; fabrica motores, descubre la electricidad. Se distingue de los demás seres por su razón o inteligencia, que es un reflejo de la inteligencia de Dios. Los animales alaban a Dios sin saberlo; el hombre, sabiendo lo que hace.
c) El hombre es un ser libre. Los animales se gobiernan por instintos y no pueden obrar de otra manera; las plantas se rigen por leyes que obedecen ciegamente. El hombre puede elegir: puede hacer una cosa o hacer otra, si le parece; puede hacer el bien o el mal, puede cumplir o no las leyes que el Señor le ha dado. Dios le ha concedido la facultad de elegir libremente, quiere que los hombres sean libres.
d) El hombre es rey y señor del universo. Dios entregó el mundo al hombre para que lo sometiera y transformara. El hombre puede domesticar animales salvajes, desviar los ríos, hacer saltar las rocas, cortar los árboles, etc. Dios lo ha querido así. Siendo Dios Dueño y Señor de todo, porque todo lo ha creado y le pertenece, lo ha puesto en manso del hombre para que sea señor y domine la tierra. En esto también se parece el hombre a Dios, que le ha participado el don de poder dominar sobre los animales, las plantas..., el universo entero.
e) El hombre es imagen de Dios, sobre todo, por la gracia. Aunque en otro tema se explica lo que es la gracia, es importante caer en la cuenta de que, entre todos los beneficios que Dios ha dado al hombre, el que asemeja más a Él es la gracia santificante, que se recibe en el momento del bautismo. La gracia hace partícipes de la naturaleza divina, elevando a la dignidad de hijos de Dios.
3. Igualdad y diferencia queridas por Dios
El hombre y la mujer han sido creados por Dios en total igualdad como personas humanas, pero con diferencias morfológicas y peculiaridades psicológicas. "Ser hombre" o "ser mujer", pues, es una realidad buena y querida por Dios. El hombre y la mujer son, por tanto, con la misma dignidad, "imagen de Dios".
4. El hombre es responsable de sus actos
a) La materia carece de responsabilidad. Después de un terremoto no podemos preguntarle a la tierra por qué ha hecho eso; además de que no puede responder, al no tener inteligencia ni libertad no podía hacer otra cosa (el terremoto fue consecuencia de unas leyes físicas que se han cumplido). Tampoco es responsable de cosas tan bellas como que nazca una flor, la puesta del sol o el trino del ruiseñor.
b) Los animales tampoco son responsable. Si un caballo mata a su dueño de una coz cuando éste iba a curarle una herida, no es responsable de ese hecho porque no sabe lo que hace; actúa llevado del instinto. Tampoco es responsable de las cosas buenas que proporciona a su dueño: el trabajo, un paseo o la victoria en el hipódromo.
c) Sólo el hombre es responsable de lo que hace. Al llegar a nuestra casa nos preguntan qué hemos hecho ese día y decimos: hemos estudiado, trabajado, jugado o paseado. Somos responsables de lo que hemos hecho porque podíamos no haber estudiado, ni trabajado...
Si hemos hecho hecho lo que teníamos que hacer, merecemos premio; si no, merecemos castigo; la tierra, las plantas o el caballo no merecen premio ni castigo por lo que hacen.
5. Cumplir siempre la voluntad de Dios
Somos merecedores de premio o de castigo según lo que tenemos que hacer o no lo hagamos; y lo que hemos de pretender es cumplir siempre y en todo la voluntad de Dios. Los mandamientos de la ley de Dios, los de la Santa Madre Iglesia, las obligaciones de nuestra edad y estado, nos señalan lo que debemos hacer respecto a Dios, a los demás y a nosotros. Hay ocasiones en que puede resultar dudoso saber lo que Dios nos pide en concreto. En estos casos, el Señor nos ayuda por medio de personas que tienen gracia de Dios para orientarnos. Estas personas son los padres, los educadores y el sacerdote con el que nos confesamos habitualmente. Él particularmente podrá ayudarnos a ver la voluntad de Dios sobre nosotros, porque nos conoce. Si nos acostumbramos a hacer el examen de conciencia -breve, pero serio- al terminar el día, nos daremos cuenta de si cumplimos o no la voluntad de Dios.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Ser muy sinceros en la confesión y examen de la noche.
2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:
a) ¿Cómo se ha creado el cuerpo y el alma del hombre?
b) ¿Cómo sabemos que el hombre es inteligente?
c) ¿Loa animales son libres? ¿Y el hombre?
d) ¿Los animales son responsables? ¿Y el hombre?
e) ¿Cómo conocer la voluntad de Dios?
3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.
4. Propósito de vida cristiana. Procurar ser agradecidos con Dios, que nos ha creado y cuida de nosotros con amor. Aprovechar especialmente la Santa Misa, que es un acto infinito de acción de gracias.
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ORACIONES
Breve examen de conciencia
-¿Cuánto tiempo hace que no me confieso?
-¿Hice bien mis confesiones anteriores o callé algún pecado mortal por vergüenza?
-¿He rezado con atención al levantarme y al acostarme?
-¿He faltado a Misa en domingo y fiesta de guardar? ¿Me he distraído voluntariamente en ella?
-¿He dejado de comulgar por desgana?
-¿He visitado al Señor todos los días?
-¿He pronunciado palabras contra Dios, la Virgen María, la Iglesia o los Santos?
-¿He desobedecido a mis padres? ¿Les he insultado o me he burlado de ellos?
-¿He dañado a otras personas hablando mal de ellas, insultándoles o peleándome, etc.?
-¿Soy generoso con los demás dejándoles mis cosas, ayudándoles en el estudio o en los juegos?
-¿He reñido con mis hermanos o compañeros?
-¿He quitado lo que no era mío? ¿He devuelto lo que me han deja do? ¿He hecho trampas en el juego?
-¿He dicho siempre la verdad?
-¿He sido envidioso?
-¿Aprovecho el tiempo y me esfuerzo en mi estudio o en mi trabajo?
-¿He pensado o hablado cosas impuras? ¿He mirado cosas sucias dándome cuenta?
-¿He hecho cosas impuras?
-¿He luchado en seguir los consejos de mis padres o del sacerdote para mejorar en mi vida espiritual?
-¿Me he esforzado por cumplir el propósito de enmienda de la confesión anterior?
Después, ten dolor de los pecados. Es sentir pena por haber ofendido a Dios; Él es nuestro Padre, nos ama y no se merece que le ofendamos. Tener dolor de los pecados es muy importante, ya que si no nos arrepentimos de ellos, no se nos perdonan aunque nos confesemos. Para manifestar ese pesar puedes decirle a Jesús esta jaculatoria: “Señor, me duele haberte ofendido con estos pecados”. Cuanto más grande sea tu arrepentimiento, más tiempo de purgatorio se te perdona en la confesión.
Por último, debes hacer el propósito de la enmienda. Consiste en tener deseos de mejorar y de poner los medios para conseguirlo: evitar las ocasiones de pecado; comulgar y confesar con frecuencia; pedir al Señor y a la Virgen que te ayuden a vencer las tentaciones.
Para concretar el propósito de enmienda es importante que, antes de confesarte, elijas una de tus faltas. Lucha luego, durante la semana, para mejorar en ella.
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7. Dios ha creado a los ángeles
CATECISMO
LOS ÁNGELES (328-339)
1. ¿Qué son los Ángeles?
- Los Ángeles son espíritus puros, esto es, sin cuerpo, que tienen entendimiento y voluntad.
2. ¿Para qué ha creado Dios a los Ángeles?
-Dios ha creado a los Ángeles para que le alaben, obedezcan y sean felices en el cielo.
3. ¿Quién es el Ángel de la Guarda?
-El Ángel de la Guarda es el que Dios nos da a cada uno par que nos guarde en la tierra y nos guíe hacia el cielo.
4. ¿Quiénes son los demonios?
-Los demonios son los Ángeles que desobedecieron a Dios, y fueron condenados al infierno.
5. ¿Podemos nosotros vencer las tentaciones del demonio?
-Nosotros podemos vencer las tentaciones con la gracia de Dios por los méritos d Nuestro Señor Jesucristo.
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ORACIONES
Ángel de mi guarda
Ángel de Dios, bajo cuya custodia me puso el Señor con amorosa piedad, a mí que soy vuestro encomendado, alumbradme hoy, guardadme, regidme y gobernadme. Amén.
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo, que me perdería.
Dios ha creado a los ángeles
En la Sagrada Escritura se encuentran muchos pasajes en los que intervienen los ángeles: al nacer Jesús un ángel anuncia a los pastores la buena noticia; el arcángel Rafael aparece en la historia de Tobías, y el arcángel Gabriel es quien anuncia a la Virgen que Dios quiere que sea su Madre; otro ángel saca a Pedro de la cárcel; etc.
Este tema quiere ayudar a conocer quiénes son los ángeles y, también, los demonios os espíritus malos.
1. La existencia de ángeles y demonios, verdad de fe
A veces se cuentan cosas que son fábulas; y se habla quizá de brujas, de horóscopos y cosas semejantes. Sabemos que eso no es verdad, sino un cuento.
Cuando se habla de los ángeles y de los demonios no es un cuento; los ángeles y los demonios existen de verdad. De ellos nos han hablado Dios, que no puede engañarnos, ni siquiera para que seamos mejores. Dios dice siempre la verdad. Creemos, por tanto, que existen Ángeles y demonios -igual que existimos nosotros- porque Dios nos lo ha revelado.
2. Los demonios son espíritus que pecaron contra Dios
Dios creó buenos por naturaleza a todos los espíritus y los hizo hijos suyos por la gracia. Pero, capitaneados por Lucifer, muchos de ellos se rebelaron y dijeron: "No queremos servir a Dios" Los ángeles fueron fieles a Dios, diciendo: "Queremos servir a Dios". A los ángeles los mandaba San Miguel. Se entabló una batalla en el cielo y vencieron San Miguel y los ángeles buenos. Los espíritus rebeldes o demonios, junto con Lucifer, fueron condenados eternamente al infierno porque desobedecieron a Dios y pecaron gravemente contra Él.
3. Los demonios tientan al hombre
Los demonios, desde el momento en que pecaron, odian a Dios y a todos los que aman a Dios. Por eso desean que los hombres ofendan a Dios y sean condenados al infierno. Este es el motivo por el cual los demonios tientan a los hombres. Hay muchos ejemplos en la Sagrada Escritura: la tentación de Eva, cuando el demonio se le presenta en forma de serpiente (cfr. Génesis 3,1-24); las tentaciones de Jesús en el desierto (cfr. Mateo 4, 1-11); etc.
También nos tientan a nosotros de muchas maneras, invitándonos a hacer algo que está mal. La forma habitual que tienen de tentarnos es incitando nuestras malas inclinaciones o aprovechándose de ellas. La tentación no es pecado; es pecado si hacemos caso de los que nos pide el demonio. Por eso, al darnos cuenta de la tentación, debemos acudir a Dios y decir con el corazón: "Apártate, Satanás". También debemos acudir a la Santísima Virgen, nuestra Madre, y a nuestro Ángel de la Guarda o Ángel Custodio.
4. La protección de los Ángeles Custodios
En el Antiguo Testamento hay un libro muy bonito, en el que se narra que Tobías hijo debía hacer un viaje largo y lleno de peligros. Entonces busca un compañero de viaje, y Dios le envía al arcángel Rafael que le acompaña y le enseña el camino devolviéndolo feliz a su casa.
Nosotros también vamos de camino hacia el cielo; en este camino hay muchos peligros para nuestra alma y nuestro cuerpo. Dios nos da un compañero que está siempre a nuestro lado, aunque no lo veamos: es el Ángel de la Guarda o Ángel Custodio.
Nuestro Ángel nos ama como el mejor de los amigos, nos protege de noche y de día, y nos habla al corazón invitándonos a hacer las cosas bien. Cuando rezamos, él presenta nuestra oración a Dios. ¡Qué buen amigo es el Ángel Custodio!
5. Uso del agua bendita
La Iglesia recomienda a los cristianos usar el agua bendita, que es un sacramental, para implorar el perdón de los pecados veniales y alcanzar la protección de Dios contra las asechanzas del demonio. Santa Teresa de Jesús decía: "De ninguna cosa huye más el demonio, para no tornar, que del agua bendita".
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6. Dios ha creado el mundo por amor
CATECISMO
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA. (279-324)
1. ¿Para qué ha creado Dios el mundo y los hombres?
-Para que todas las cosas tengan parte en su verdad, su bondad y su belleza y todos los hombres le amemos, obedezcamos y vivamos así felices con Él en la tierra y después en el cielo. (315-319)
2. ¿Cuál es el origen del mal moral y de otros males físicos del ser humano?
-El origen está en el hecho de que el hombre y la mujer a veces no hacen buen uso de su libertad, causando el mal en sí o en otros.
3. ¿Por qué decimos que Dios es Creador?
-Decimos que Dios es Creador porque todas las cosas las hizo de la nada.
4. ¿Qué es la Providencia de Dios?
-La Providencia de Dios es el cuidado amoroso con que Dios conserva y gobierna las cosas y especialmente a los hombres.
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"En el principio, Dios creó el cielo y la tierra" (Génesis 1,1). Así comienza la Biblia, y el primer capítulo del Génesis relata de manera gráfica cómo creó Dios al mundo. Sin utilizar ningún material, ni tampoco instrumentos, Dios fue creando todas las cosas: el cielo y la tierra, los animales y las plantas..., y por último el hombre. Dios creó el mundo de la nada.
La creación entera es fruto del amor y omnipotencia de Dios: las cosas pequeñas -hierbas e insectos-, y las grandes: el sol, la luna, los sistemas planetarios, las nebulosas, los mares... El ser más perfecto de la creación visible es el hombre. Y Dios sigue creando y gobernando todo con sus leyes.
¡Qué bonita es la creación! Al contemplarla es fácil dar gloria y alabar a Dios. Además, Él quiere que los hombres cooperemos a su obra con nuestro trabajo. Es tanta la dignidad del trabajo que, como dice la Sagrada Escritura, el hombre ha sido creado para que trabajara y así dominara la creación de un modo inteligente.
En este tema veremos con detalle qué significa que Dios ha creado el mundo, tal como lo profesamos en el Credo: "Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra".
1. Dios es eterno
Sólo Dios es propiamente eterno, es decir, no tiene principio ni fin. En Dios no hay pasado ni futuro, sino un presente inmutable. Hubo un momento en que solamente existía Él, pero quiso comunicar sus perfecciones a otros seres; quiso crear el mundo y especialmente el hombre, que está hecho a su imagen y semejanza. Dios pensó en todos los hombres -en cada uno de nosotros- mucho antes de crearnos. No existíamos y ya nos amaba. Y como Dios amaba al hombre, le preparó un lugar estupendo: el mundo creado con todas sus maravillas (el mar, las montañas, los animales, las plantas, el cielo, etc.).
2. Dios ha creado el mundo de la nada
El hombre necesita tiempo y esfuerzo para construir un edificio o fabricar un objeto, pero Dios hizo todas las cosas con sólo su querer y lo creó todo de la nada. Antes de que Él lo creara no existía nada.
3. Crear no es lo mismo que fabricar
Decimos que Dios ha creado el mundo, y no que Dios ha fabricado el mundo, para indicar que, cuando empezó a existir, no había nada, siendo Dios quien hizo que existiera. Crear quiere decir "hacer que exista algo que antes no existía, sacándolo de la nada". El hombre no puede crear; puede modificar, por ejemplo, el cauce de un río, o fabricar un tejido usando como materia el algodón o las fibras sintéticas, o montar un coche uniendo las distintas piezas.
4. Dios creó para su gloria y por amor
Cuando contemplamos una obra de arte -una catedral, por ejemplo-, nos maravillamos y alabamos el genio de su autor. Aquella obra de arte es una gloria para los que la construyeron.
Al contemplar la grandeza del mundo: los astros, el mar, las plantas; al mirar la perfección de las cosas más pequeñas: un pajarillo, un insecto, nos maravillamos y alabamos a Dios que es su autor. El mundo es una manifestación de la perfección divina, un reflejo de lo que es Dios, y el mundo canta la gloria de Dios. A esa glorificación debe unirse el hombre, no solamente por ser la criatura más perfecta de la creación visible, sino, además, porque Dios ha puesto todas las cosas a su servicio. Pensando en el hombre, Dios creó todas las cosas y las puso en sus manos.
5. El trabajo y el dominio de la tierra
Dios podía haber creado las cosas tal y como existen; por ejemplo: las mesas, las casas, las centrales eléctricas... Pero ha querido que el hombre domine la creación trabajando y sacándole todo su fruto. Cuando el hombre trabaja, colabora con Dios para dominar la creación, ya que Dios así lo quiso.
Y como en la creación Dios lo hizo todo muy bien, porque es Dios y porque le mueve el amor que tiene a los hombres, así el hombre tiene que hacer las cosas bien y por amor a Dios, para que cuando Dios vea ese trabajo pueda decir: "Lo que hace el hombre está bien hecho". Hay que hacerlo poniendo esfuerzo y ofreciéndolo a Dios.
6. Dios conserva y gobierna el mundo
Para que las cosas duren, procuramos conservarlas: se reparan los desperfectos, se engrasan las máquinas, se protegen del frío o del calor...; si las cosas no se cuidan, se estropean y ya no sirven. Podemos imaginar así la conservación del mundo, con la diferencia de que, si Dios no lo conservase, desaparecería y volvería a la nada.
Además, Dios gobierna este mundo, y de manera especial a los hombres, con unas leyes que están impresas en su naturaleza, respetando siempre la libertad que les dio como uno de los grandes regalos.
7. Ofrecer el trabajo del día y mostrar agradecimiento al Señor
Al empezar el día debemos ofrecer a Dios todo lo que vamos a hacer. Nos puede servir esta oración:
"Te adoro, Dios mío, y te amo de todo corazón; te doy gracias por haberme creado, hecho cristiano y conservado esta noche; te ofrezco todas mis obras y te ruego que me guardes en este día de todo pecado y me libres de todo mal. Amén"
Para no comer como los paganos, que no conocen a Dios, los cristianos bendecimos la mesa y damos gracias después de comer. Podemos decir al empezar a comer: "Bendice, Señor, estos alimentos que por tu bondad vamos a tomar". Y al terminar: "Te damos gracias, Señor, por los beneficios que hemos recibido de tus manos". El agradecimiento debe abarcar nuestra vida entera, que es un don de Dios.
8. Tener confianza en Dios
El conocimiento de la Providencia que Dios ejerce sobre el mundo y sobre cada uno de nosotros nos debe llevar a una decisión confiada de ponernos en sus manos, para que de verdad y para siempre sea la fuente de nuestra serenidad, seguridad y alegría.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Acostumbrarse a ofrecer a Dios es estudio y el trabajo, haciéndolo lo mejor posible.
2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:
a) ¿Qué podemos pensar al ver la Creación?
b) ¿Por qué Dios es eterno?
c) ¿Qué diferencia hay entre fabricar y crear?
d) ¿Para qué ha creado Dios al mundo?
e) Explica el sentido del trabajo del hombre.
f) Escribe la oración del ofrecimiento de obras y bendición de la mesa.
g) ¿Qué es la Providencia de Dios?
3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.
4. Propósito de vida cristiana. Procurar hacer todas las mañanas el ofrecimiento de obras al levantarse .
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ORACIÓN
OFRECIMIENTO DE OBRAS
En el nombre del Padre + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Dios mío y Señor mío! Te doy gracias por haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado la vida. Te ofrezco mis pensamientos, palabras y obras de este día, a honra y gloria tuya. No permitas que te ofenda y dame fortaleza para huir de las ocasiones de pecar. Haz que crezca mi amor a Ti.
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo m ofrezco enteramente a Vos; y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día mis ojos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.
BENDICIÓN DE LA MESA
( De nuestro Padre Dios recibimos todos los dones y beneficios. El de la comida es uno de ellos. Acostúmbrate a bendecir la mesa, que es una forma de agradecérselos.)
Antes de comer
V. + Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos, que por tu bondad vamos a tomar.
R. Amén.
V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes de la mesa celestial.
R. Amén.
Después de comer
V. + Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios. A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
V. El Señor nos dé su paz.
R. Y la vida eterna. Amén.
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5. El misterio de la Santísima Trinidad
CATECISMO
CREO EN LA SANTÍSIMA TRINIDAD. (238-278).
1. ¿Quién es la Santísima Trinidad?
-La Santísima Trinidad es el mismo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres Personas distintas y un solo Dios verdadero.
2. ¿Las tres Personas de la Santísima Trinidad son tres dioses?
-Las tres Personas de la Santísima Trinidad no son tres dioses, sino un solo Dios, porque tienen una sola naturaleza divina.
3. ¿Por qué decimos que la Santísima Trinidad es un misterio?
-Decimos que la Santísima Trinidad es un misterio, porque ninguna inteligencia creada puede comprenderlo.
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El secreto divino más importante de la fe que Jesucristo nos reveló es el misterio de la Santísima Trinidad. Jesús habló de su Padre, que es dios; del Espíritu Santo, que también es Dios; y afirmó que Él y el Padre son una misma cosa (Juan 10,30), porque es el Hijo de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un único Dios -no tres dioses- porque tienen la misma naturaleza divina, aunque son tres Personas realmente distintas.
Que Dios es uno en esencia y trino en personas es la revelación de su vida íntima, el más grande y profundo de todos los misterios; a la vez es el misterio fundamental de nuestra fe y de nuestra vida cristiana. Hemos de procurar conocerlo y ¡vivirlo! El Credo o Símbolo es la explicación del misterio trinitario: lo que es Dios y lo que ha hecho por sus criaturas al crearlas, al redimirlas y al santificarlas.
1. La Trinidad, misterio de un solo Dios y tres Personas realmente distintas
Los misterios nunca podremos comprenderlos porque nosotros somos limitados y nos superan; sin embargo, hemos de intentar conocerlos cada vez mejor, para que nuestra fe sea firme y operativa.
El misterio de la Santísima Trinidad consiste en que en Dios hay una sola esencia y tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Sano, cada una de las cuales es Dios, sin ser tres dioses sino un solo y único Dios.
Podemos comparar este misterio con el sol: el sol está en el cielo y produce luz y calor; la luz y el calor no son distintos al sol. Pues algo parecido es la Trinidad: el Hijo y el Espíritu Santo son iguales en naturaleza al Padre, pero son un solo Dios. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios. Tres Personas y un solo Dios.
2. La salvación, obra de la Trinidad
Todas las cosas creadas las ha hecho Dios, Uno y Trino. Dios creó el mundo, aunque la creación se atribuya al Padre; Dios realizó la Redención, aunque sólo la segunda Persona -el Hijo- se hizo hombre y murió en la cruz; Dios nos santifica, aunque la santificación la atribuimos al Espíritu Santo. De ahí que, cuando agradecemos a Dios todo lo que ha hecho por nosotros, tenemos que dar gracias a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo.
3. Inhabitación de la Trinidad en el alma en gracia
Aunque no es fácil de explicar, es una verdad que nos llena de alegría saber que el hombre que vive en gracia es templo vivo de la Trinidad Beatísima (cfr. Juan 14,23). Desde el día de nuestro bautismo, si no rechazamos a Dios por el pecado mortal, está en nuestra alma Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Tenemos a Dios dentro de nosotros para santificarnos, para ayudarnos, para estar con nosotros, porque nos ama. Podemos hablar con la Trinidad Beatísima, sabiendo que nos escucha y atiende nuestras súplicas. Esto lo sabemos por la fe y, aunque no lo veamos ni lo sintamos, es verdad. Cuando estamos en gracia ¡somos templo de Dios!
4. En el cielo "veremos" a la Santísima Trinidad
Aquí en la tierra sabemos que Dios está en nuestra lama en gracia y que la vida cristiana es una lucha para evitar el pecado. Si somos fieles y nos esforzamos por amar a Dios cada vez más, nos concederá lo más grande que podemos alcanzar: verle cara a cara, tal como es. El gran premio del cielo consiste en ver a Dios: contemplar, alabar, amar y gozar por toda la eternidad de la Trinidad Beatísima. Toda la grandeza, toda la hermosura, toda la bondad de Dios se vuelca sobre esta pobre criatura que somos cada uno de nosotros.
En el monte Sinaí, Moisés pidió ver el rostro de Dios, y el Señor le respondió que ningún hombre puede verle sin morir. No obstante, en el cielo el alma tendrá la posibilidad de ver lo que Moisés quiso ver en la tierra: la majestad de Dios.
5. Hemos de alabar a la Santísima Trinidad
Por la fe nos damos cuenta de que ser cristianos es algo maravilloso. Dios nos ama de una manera increíble: nos ha creado por amor, nos ha redimido de nuestros pecados muriendo por nosotros, vive en nuestra alma y nos tiene preparado -si somos fieles- un cielo eterno. Nos ha dejado la Iglesia y los sacramentos para que podamos fácilmente saber lo que hemos de hacer y vivir siempre como buenos cristianos, siendo cada día más santos. Hemos de corresponder a tanto amor, y la vida cristiana tiene que ser una continua alabanza a la Trinidad.
Profesamos la fe en la Santísima Trinidad cuando nos signamos y persignamos, diciendo "en el nombre del Padre y de Hijo y del Espíritu Santo"; al rezar el "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo"; cuando rezamos el Gloria o el Credo en la Santa Misa, y al final de la Plegaria eucarística. Hemos de procurar rezar estas oraciones y alabanzas a la Trinidad con fe viva y consciente, de modo que toda nuestra vida sea una continua alabanza a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
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Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho
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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Considerar que la Santísima Trinidad -Dios mismo- está en el alma en gracia, y que vivir en gracia es lo único verdaderamente importante.
2. Actividades.-Formar equipos de 4 ó 5 chicos y contestar a estas preguntas:
a) ¿Cuál es el secreto divino más importante que Jesucristo nos reveló?
b) Escribe lo que sepas de la Santísima Trinidad.
c) ¿Cómo explicarlo con el ejemplo del sol?
d) ¿Qué es la inhabitación en el alma en gracia?
e) ¿En qué momentos nombramos a la Santísima Trinidad?
3. Puesta en común. Los secretarios de los equipos leen las contestaciones.
4. Propósito de vida cristiana. Aprender el Credo y recitarlo con devoción.
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ORACIÓN
El Credo
Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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