sábado, 26 de enero de 2008

2. DIOS SALE AL ENCUENTRO DEL HOMBRE; LA REVELACIÓN

DIOS SALE AL ENCUENTRO DEL HOMBRE; LA REVELACIÓN

CATECISMO
8.- ¿Qué es la doctrina cristiana?

- La doctrina cristiana es la que predicó Nuestro Señor Jesucristo para enseñarnos el camino del cielo.

9.- ¿A quién dejó Jesucristo su doctrina?

- Jesucristo dejó su doctrina a los Apóstoles y a su Iglesia, para que la predicasen por todo el mundo.

10.- ¿Cuáles son las partes principales de la doctrina cristiana?

-Las partes principales de la doctrina cristiana son tres: las verdades que debemos creer; los mandamientos que debemos cumplir; y los medios que debemos emplear para santificarnos: que son, principalmente, la oración y los Sacramentos.

11.- ¿Qué verdades debemos creer?

-Debemos creer las verdades que Dios ha revelado y la Iglesia nos enseña.

12. ¿Dónde se encuentran las verdades reveladas por Dios?

-Las verdades reveladas por Dios se encuentran en la Sagrada Escritura y en la Tradición divina. (83-100)

13.- ¿Qué es la Sagrada Escritura?

-La Sagrada Escritura es la palabra de Dios escrita en los libros sagrados que componen la Biblia.

14. ¿Quién es la encargada de guardar e interpretar auténticamente la Sagrada Escritura y la Tradición Divina?

-La encargada de guardar e interpretar auténticamente la Sagrada Escritura y la Tradición Divina es la Iglesia, que, a través de todos los tiempos, la conserva con fidelidad en su doctrina, en su culto y en su vida.

15.- ¿A qué llamamos Tradición divina?

-Llamamos Tradición divina a la palabra de Dios que fue transmitida de viva voz por los apóstoles de la Iglesia.



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ORACIONES
Al signarse

Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos líbranos, Señor, + Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

Ave María

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén.

INTRODUCCIÓN

San Agustín es uno de los santos más notables que ha tenido la Iglesia y uno de los hombres más sabios del cristianismo. Después de una vida apartada de Dios se bautizó, llegando a ser obispo d Hipona, en el norte de África. escribió mucho y tiene un libro especialmente sugestivo: Las Confesiones, donde cuenta su conversión y proclama el anhelo de Dios inscrito en el corazón de la criatura:

"Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida (...). Y el hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti"

1. El deseo de Dios en el corazón

El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, que ha sido creado por Dios y para Dios; Dios no deja de atraer al hombree hacia sí, y sólo en Dios encuentra la paz, la verdad y la alegría, que no cesa de buscar. El hombre es un ser religioso. Como decía San Pablo en Atenas, "en Dios vivimos, nos movemos y existimos" (Hechos 17, 28).

2. El olvido o negación de Dios

Pero el hombre puede olvidarse de Dios, e incluso rechazarlo o negar su existencia, ¿Motivos? La ignorancia, el rebelarse contra el mal que se sufre o se ve, los afanes del mundo y de las riquezas, el mal ejemplo de algunos que se llaman cristianos, ideas contrarias a la religión, y la actitud del pecador que -por miedo- se oculta a Dios y huye ante su llamada. Ninguno de estos pretextos justifica el olvido o la negación de Dios.

3. Se puede conocer la existencia de Dios por medio de la razón natural

El hombre puede conocer la existencia de Dios por dos caminos: uno, natural, y otro sobrenatural. El camino natural para conocer a Dios tiene como punto de partida la creación, es decir, las cosas que nos rodean. Con la sola luz de la razón, el hombre sabe que ni las cosas ni él tienen en sí mismos la razón de ser, porque han tenido principio y tendrán fin: son seres contingentes, seres creados y dependientes. Por eso, a través de lo creado, el hombre puede llegar al conocimiento de la existencia de Dios, creador, ser necesario y eterno, causa primera y fin último de todo.

4. Dios sale al encuentro del Hombre

Dios, además, por amor, se ha revelado al hombre, saliendo a su encuentro; de esta forma, le ofrece una respuesta definitiva a las preguntas que se hace sobre el sentido y el fin de la vida humana. Se dio a conocer, en primer lugar, a los primeros padres, Adán y Eva; después de la caída por el pecado original, no los abandonó sino que les prometió la salvación y ofreció su alianza. Luego, con Abrahán, eligió al pueblo de Israel. Por fin, Dios se reveló plenamente enviando a su propio Hijo, Jesucristo.

5. Jesucristo, Palabra del Padre

Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Es la Palabra única, perfecta y definitiva de Dios Padre. Jesucristo ha dicho ya todo lo que Dios quería decirnos a los hombres, de manera que ya no habrá otra Revelación después de Cristo.

6. Las fuentes de la Revelación: Sagrada Escritura y Tradición

La Revelación de Dios se encuentra en la Sagrada Escritura y en la Tradición divina. La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios transmitida por escrito, y consta de los libros inspirados por Dios que forman la Biblia: 45 del Antiguo Testamento (antes de venir Jesucristo a la tierra) y 27 del Nuevo Testamento. La Tradición es la revelación divina encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y transmitida íntegra de viva voz a la Iglesia.

7. La Iglesia, custodia e intérprete del depósito de la fe

Cristo confió a su Iglesia la Revelación de Dios, contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición. A ese tesoro lo llamamos depósito de la fe. Cristo lo ha confiado a la Iglesia para que lo custodie, interprete, profese y predique a todo el mundo. Ésta es la doctrina cristiana, que la Iglesia no se cansa nunca de enseñar a los hombres y mujeres de todas las edades y de todas las épocas.

8. Conocer la Biblia

La Iglesia tiene gran veneración por la Sagrada Escritura, destacando los cuatro evangelios que ocupan un lugar verdaderamente privilegiado, pues su centro es Cristo Jesús. En la Misa, después de leer el Evangelio, el sacerdote lo besa en señal de veneración y respeto. Es lógico que todo cristiano conozca la Sagrada Escritura, especialmente los Evangelios, y que dedique un tiempo a leerla y meditarla. Como dice San Jerónimo: "desconocer la Escritura es desconocer a Cristo".

Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la autorización de Don Jesús Sancho



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SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
1. Objetivo. Pensar en esta frase de San Agustín: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".

2. Actividades.-Sacar por impresora el texto. Cada alumno lo subraya y contesta a estas preguntas:

a) ¿Por qué el hombre es un ser religioso?

b) ¿Por qué algunos se olvidan o niegan a Dios?

c) ¿Puede el hombre con su razón llegar a la existencia de Dios? ¿Cómo?

d) ¿A quién se ha dado a conocer Dios?

e) Comenta las fuentes de la Revelación.

f) ¿Para qué leer los Evangelios?

3. Puesta en común. Varios chicos leen sus respuestas.

4. Propósito de vida cristiana. Leer cada día algo de la Biblia, comenzando por los cuatro evangelios.


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